Opinión
Nos acercamos o alejamos de la tercera edad
Existe un antes y un después de los 65 años, en los últimos de los casos señalados a pasar a ser de la tercera edad y, por consiguiente, adultos mayores. Es tarea prioritaria disfrutar de los años dorados, sintiendo que cada día somos mejores en la vida, con un cuerpo sano y mente sana, con una experiencia práctica del desarrollo de la inteligencia. Debemos ser innovadores, proyectarnos una ruta que busque la felicidad, tener un criterio propio con autonomía, forjando una estabilidad emocional impulsando una personalidad respetable. Este respeto comienza con uno mismo y por supuesto con los demás.
Debemos tener un carácter armonizado, un amor filial, fraterno y afectivo de nuestros seres queridos que nos rodean. Debemos aprovechar esta etapa para otorgar consejos, recomendaciones, orientaciones y enseñanzas. Por la capacidad de inteligencia acumulada al calor de los años seguro llegaremos a vivir los tiempos más felices de nuestra vida.
Recordemos además que la familia es el núcleo principal de la sociedad. Por eso debe existir un ambiente de alegría. También el respeto de unos a otros, en donde todos tengan iguales derechos y deberes, fortalecido por un amor permanente.
Resulta increíble que hay progenitores que ofenden, humillan y maltratan a su prole. Debe promoverse la honradez para que puedan confiar en nosotros con un sello de valores, principios, reglas y normas que rigen en la sociedad, incluyendo la esperanza de que todos están dando lo mejor de sí.
También debe haber generosidad que se debe expresar en hacer el bien, ayudar a los demás, apoyando las nobles causas que se constituye en las razones que dan el sentido a la vida.