Caos tras las rejas
Esta semana se repitieron las imágenes de terror dentro de la Penitenciaría del Litoral de Guayaquil. Violencia y muerte, una increíble masacre que dejó decenas de personas fallecidas y medio centenar de heridos (hasta ayer se contabilizaban más de 30 y se seguían sumando muertos). ¿La razón por la que corrió sangre? La misma: disputa entre bandas criminales, entre delincuentes que, pese a estar encerrados cumpliendo una condena, tienen la libertad de mandar a matar y organizar el negocio de las drogas desde adentro.
Ojalá se tratara de un caso aislado, pero estos antisociales tienen todo lo necesario para seguir ‘trabajando’, como si la cárcel fuera el patio trasero de su casa, donde se reúnen entre compañeros a planificar su jornada laboral. No importa cuántos operativos se hagan dentro de las penitenciarías ni cuántas veces les quiten sus celulares y municiones; ellos siempre vuelven a dotarse de todo lo que les haga falta y burlándose de los organismos de control.
Con estos motines sucedidos tras las rejas, nos queda claro que el poder ahí no lo tienen los custodios ni los directivos, y que la cárcel es tierra de nadie. Se debería aplicar la frase de que “para toda acción, una reacción” y tomar medidas radicales sobre la marcha. La violencia actúa con el doble de rapidez que el Gobierno ante tanta ola de violencia y lo más probable es que dentro de unas semanas o meses vuelva a suceder otro hecho violento en las cárceles.