Típico de los ecuatorianos, dicen muchos: nos quejamos porque sí, nos quejamos porque no. Reclamábamos y exigíamos al Gobierno anterior que inicie pronto la vacunación y que traiga las dosis necesarias porque queríamos salir de la crisis sanitaria que tenía hundido al país. El reclamo era justo, por cierto.

Pero llegó el nuevo gobierno, que prometió vacunar al menos a 9 millones de ecuatorianos en sus primeros 100 días, algo que según los registros del ‘vacunómetro’ se ha cumplido, y llovieron nuevas quejas. Que no querían dosis de la china, que no podían exigir a nadie a vacunarse, que mejor veamos qué pasa, que ya estamos mejor y que ya relajen las medidas.

Como incentivo para que vayan a inocularse, el Municipio de Guayaquil prometió dar un cartón con víveres y entonces en miles el discurso cambió. Filas larguísimas se formaron, por la vacuna y el cartón. Por ambas o si no nada. Y otra vez las quejas: que hay mucha gente, que así no se puede y que deben cumplir.

Empezó agosto y ahora se viene solo la aplicación de la segunda dosis, según informó el propio Gobierno. Con ello también se espera que de una vez por todas el país vaya tomando el tan necesario camino de la reactivación y que volvamos a ser productivos.