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Opinión
Editorial: ¡Arranchan, golpean y huyen!
Mientras las autoridades hablan de control, la calle grita inseguridad
Decir que en Guayaquil se puede caminar tranquilo es, como mínimo, una exageración. El Gobierno de Daniel Noboa insiste en que la seguridad está bajo control, pero la realidad en las calles (sobre todo en estas últimas semanas del año) dice todo lo contrario. Diciembre es temporada alta para los delincuentes y ellos lo saben.
La Bahía de Guayaquil se ha vuelto una zona de cacería. Videos difundidos en redes sociales muestran a pillos acechando a compradores, esperando un descuido para arranchar celulares, bolsos o vaciar bolsillos. Y no es solo la Bahía, pues otros sectores comerciales viven el mismo caos mientras la gente sale a comprar con miedo.
Ni los operativos conjuntos entre la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas han logrado frenar esta ola delincuencial. Esta semana el descaro fue total: un grupo de motociclistas golpeó y desvalijó a un hombre en plena vía pública, ante la mirada impotente de los transeúntes.
Hay preguntas que siguen en el aire. ¿Sirven realmente las cámaras ‘ojo de águila’? ¿Hay operadores vigilando en tiempo real, o solo aparecen cuando el video ya se hizo viral y la víctima quedó a su suerte? Mientras las autoridades hablan de control, la calle grita inseguridad. Y en Guayaquil, hoy por hoy, caminar tranquilo sigue siendo una quimera.
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