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Opinión

Editorial: Combustibles y pasajes

El aumento del precio de los combustibles que el Gobierno impuso hace poco tiempo, obligado por los valores que rigen actualmente en el mercado internacional, en esta ocasión no provocó como en octubre de 2019 las violentas protestas por la eliminación del subsidio a la gasolina y que dejaron pérdidas en Quito de más de medio millón de dólares.

Pero el incremento de los derivados del llamado ‘oro negro’ causó, sin embargo, la protesta del sector de los transportistas que durante dos días -como medida de presión- dejó sin movilización a los ecuatorianos por las principales carreteras del país. Para resolver el problema y no causar una nueva y peligrosa crisis, desde Carondelet se decidió incrementar en un 15 por ciento el valor de los paisajes intercantonales e interprovinciales. Pero, a pesar de tal aumento, los transportistas insisten en reafirmar que, de todas maneras, están trabajando a pérdida.

Se temió que el aumento del precio de los pasajes también pasara a la transportación urbana, lo que felizmente no ha ocurrido, aunque en algunos sectores de propietarios de buses se plantee dicha posibilidad. Esta competencia está a cargo de los municipios.

Y como siempre es el pueblo el que asume con su debilitada economía las consecuencias de las decisiones del Gobierno. Suben los pasajes, pero el salario no alcanza, y así sigue el círculo de la desigualdad.