Los ecuatorianos se sienten cada día más ‘ahorcados’ económicamente. El dinero no alcanza, la actividad económica está estancada y para los empresarios es difícil sostener sus negocios debido a la falta de demanda y de liquidez. Este panorama desalentador complica la situación de los jóvenes recién salidos de colegios, quienes esperan encontrar las oportunidades que el actual Gobierno les prometió, pero que no se materializan por diversos motivos.
La escasez de oportunidades laborales para los jóvenes no solo representa un obstáculo para su crecimiento personal y profesional, sino que también plantea serias implicaciones sociales y económicas para el país en su conjunto. Hasta el año pasado, de 176 mil jóvenes desempleados, más de 30 mil llevaban entre uno y siete meses sin trabajo, lo que eleva la tasa de desempleo juvenil en un 8 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
Es preocupante también que aquellos que se rinden en la búsqueda de empleo terminen uniéndose a organizaciones criminales o endeudándose para emigrar en un viaje riesgoso hacia Estados Unidos. Es crucial que el Gobierno trabaje en estrecha colaboración con el sector privado y otras partes interesadas para identificar y abordar las barreras que impiden el acceso de los jóvenes al empleo.