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Opinión

Editorial: ¡El derecho a exigir!

La próxima posesión de las nuevas autoridades seccionales en Ecuador no debe ser vista como un simple acto político. Su llegada al poder local debe conllevar un despertar de todos los ecuatorianos para exigir que se cumpla con cada promesa de campaña hecha, pero bajo una gestión transparente y pulcra.

La gestión de los alcaldes y prefectos que llegan a reemplazar a sus antecesores, debe hacer renacer la esperanza de que en Ecuador sí es posible tener administraciones competentes y eficientes. No podemos seguir permitiendo que los fondos locales sean dilapidados, ni en las ciudades más grandes del país ni en las más remotas como Pindal, en Loja, donde su alcalde recién electo, sin desparpajo, llegó ya a referirse a los porcentajes que puede llevar “para su bolsillo” con la contratación de obras.

Esta realidad debe desmontarse y para ello no solo se requiere del control ciudadano, sino el de autoridades que deben auditar no únicamente la gestión que inicia, sino la que sale, cuando evidencia una mala labor, con acumulación de deudas a sus mandantes. Que el conformismo con una que otra obra suelta, una piscinita con olas o un adorno sin mayor beneficio no nos deslumbre. Hay que exigir trabajo.