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Opinión

Editorial: El lastre de la mala gestión pública

Llenarse de excusas se ha convertido en el ‘deporte’ favorito de muchos para esconder su inoperancia

Quienes deciden incursionar en la política y logran ocupar un cargo público saben perfectamente que están expuestos al escrutinio del pueblo. La eficiencia y la transparencia son sus mejores aliados para una administración ejemplar. Fueron elegidos para cumplir con los ciudadanos, no para lloriquear ni quejarse por lo que sus antecesores no hicieron.

Este ‘mal’, que afecta a muchos alcaldes, ministros, funcionarios de empresas públicas e incluso presidentes, explica por qué no pueden garantizar servicios públicos de calidad ni defender los derechos de todos los ecuatorianos.

Llenarse de excusas se ha convertido en el ‘deporte’ favorito de muchos para esconder su inoperancia, que termina atentando contra los intereses de la ciudadanía. Qué lejos estamos de tener servidores éticos y responsables, estadistas con verdadera vocación de servicio y empatía.

Pero en este país al revés, el pueblo no debe hacer enojar a su ‘majestad’, de lo contrario, con más ganas se encapricha y se echa para atrás en el cumplimiento de sus funciones.