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Opinión

Editorial: ¡Encerrados por el miedo!

El concepto de barriada comienza a desfigurarse de a poco en el vocablo guayaquileño. No porque haya desunión o porque se haya perdido el concepto de la amistad entre los vecinos. Nada de eso. Es solo por el miedo infundido por la delincuencia organizada, que supera ampliamente la capacidad operativa de la Policía y demás organismos de seguridad pública.

Las vecinas ahora salen a la tienda, compran sus tres o cuatro cositas para el almuerzo del día y para adentro de nuevo. Se acabó el ‘chismerío’ sano -a veces no tanto- y alegre con la vecina, pues ponerse a dialogar en la vereda o afuera de la tienda es ‘dar papaya’ a los pillos.

Los ‘panas’ también han reducido sus ‘vaciladas’ en las esquinas y hasta los peloteos, en algunos casos, también por temor.

Y ni qué decir de los niños. Aunque mucho se critica el que los ‘pelados’ pasen pegados a los videojuegos de violencia, muchos padres prefieren tenerlos en casa, donde al menos los pueden vigilar. En la calle pueden ser presas fáciles de los expendedores de droga o hasta obligados a ‘trabajar’ para ellos.

¿Y los barrios? Basta recorrer algunas zonas para ver cómo lucen vacíos en algunas partes y al llegar la noche ya no hay nadie. Barrios apagados por el miedo son.