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Opinión

Editorial: La inseguridad espanta a migrantes

Los tentáculos de la violencia criminal que azota al país han llegado hasta nuestros migrantes en Estados Unidos y Europa. Muchos de ellos, por temor a la inseguridad, han preferido romper con la tradición de volver por las fiestas de diciembre para pasar con sus familias.

En Nueva York, algunas aerolíneas, hasta la fecha, cuentan con asientos disponibles en sus vuelos con destino a Quito, Guayaquil y Cuenca. La razón de esta merma en los viajes navideños es evidente: El Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado confirma que nuestro país cierra el 2023 siendo el tercer país con más asesinatos en el hemisferio occidental y el más violento de América Latina.

Los propios compatriotas en Estados Unidos han reconocido que hasta hace un año la situación era diferente y las reservaciones de vuelos para Ecuador estaban copadas entre octubre y noviembre. La situación cambió para mal. Incluso ellos han sido víctimas de la inseguridad cuando a penas han puesto un pie en su tierra: asesinatos, robos, secuestros, extorsiones, entre otros delitos.

Así, con ese mal sabor y tristeza por no estar cerca de los suyos en fechas especiales como estas, las familias ecuatorianas se fraccionan más y ahondan los efectos de la migración, pero también el Estado, ya que la inseguridad afecta al desarrollo económico y social.