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Opinión

Editorial: Irrespeto al sacrificio del pueblo

Al final, cuando las negociaciones entre el gremio y el Municipio terminen, los pasajeros seguirán pagando por un servicio en pésimas condiciones

En medio de las disputas entre el gremio de transportistas urbanos de Guayaquil y el Municipio, los más jodidos, como siempre, son los usuarios, quienes a diario deben hacer malabares en su escuálida economía para movilizarse desde sus hogares hasta sus sitios de trabajo y viceversa.

Para una familia cuyos ingresos no superan el salario básico unificado de 460 dólares al mes, cada centavo está comprometido, y su economía se ve severamente impactada cuando, al buscar medios para desplazarse y cumplir con sus obligaciones laborales, deben recurrir a taxis u otros vehículos que cobran desde un dólar por viaje. Es decir, si gastan entre 4 y 8 dólares en un día para movilizarse, es probable que la ‘papa’ del día (ya sea el almuerzo o la merienda) se vea afectada.

Estos sacrificios que los usuarios realizan parecen invisibles para las autoridades y dirigentes del transporte. Al final, cuando las negociaciones entre el gremio y el Municipio terminen, los pasajeros seguirán pagando por un servicio en pésimas condiciones, inseguro, con conductores que irrespetan tanto a los usuarios como las normas de tránsito.

La falta de una solución efectiva no solo alarga el malestar ciudadano, sino que también refleja una desconexión entre los responsables del transporte y las necesidades del pueblo.