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Opinión

Editorial: ¡Una limpia a jueces y fiscales!

No llega el mejor, sino el que tiene ‘padrino’ político. Los problemas de las cortes y de todos los demás organismos que integran el sistema de justicia del país se originan por la falta de una verdadera carrera judicial, que garantice la permanencia de jueces y fiscales con base en un sistema de méritos y oposición, que los reconozca y promueva por su capacidad e idoneidad y no por el poder político con el que comulgan.

La ética y la probidad de los jueces son componentes esenciales de la independencia judicial que, junto con la capacitación y la especialización, garantizan una aplicación de justicia alejada de la injerencia de otras funciones del Estado.

Cuando se creó el Consejo de la Judicatura se hizo creer que con este organismo se lograría, finalmente, cumplir con el ansiado propósito de eliminar la injerencia política, pero la experiencia demuestra que todo ha quedado en buenas intenciones porque el ente moralizador pronto fue contaminado por los mismos males que pretendía combatir.

Urge un cambio estructural y una moralización del sistema de justicia que permitan abrir el camino hacia una carrera judicial que comience a depurar a los jueces y fiscales que están al servicio de los corruptos, de las mafias criminales y de los grupos políticos.