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Opinión

Editorial: Niños, herederos de la violencia

Menores de edad son reclutados en Guayaquil para asaltos y drogas. Sin un plan estatal, la violencia se perpetúa y amenaza a nuevas generaciones

Lo que muchos ven y callan va directo al descontrol: la creciente participación de menores de edad en delitos como asaltos y tráfico de drogas. En las calles del sur de Guayaquil, cada día se repite la misma escena: ‘pelados’ que no llegan a los 14 años, empuñando armas artesanales y actuando como ‘pirañas’ bajo la guía de un adulto, desvalijan a ciudadanos que esperan un bus o caminan hacia sus casas.

El Estado se ha concentrado en enfrentar a las organizaciones narcocriminales, pero no han frenado el reclutamiento de menores de edad. Son ellos quienes, por supervivencia, heredan las jerarquías de estos grupos y terminan perpetuando el círculo de violencia.

Hasta ahora no existe un plan que busque rescatar a esos niños que crecen en un entorno marcado por la violencia y la ausencia del Estado. Hijos de familias fracturadas por el crimen, atrapados en barrios donde mandan los capos, no tienen más opción que seguir los mismos pasos manchados de sangre e injusticia.

Cerrar los ojos ante esta realidad no solo condena a los niños a un futuro perdido, también asegura que la violencia siga multiplicándose en las próximas generaciones. Si el país no invierte en su recuperación hoy, mañana ya no habrá infancia que salvar.