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Opinión

Editorial: ¡El pretexto de siempre!

Que la pobreza, que la falta de oportunidades, la marginación o simplemente el quemeimportismo de querer superarse porque la sociedad así ‘nos lo impone’... los pretextos sobran para quienes quieren justificar el andar en el mundo delictivo, y lo más fácil es siempre echarle la culpa al resto. Nunca soy yo, los demás son quienes deben cargar con esa culpa.

Es lamentable tener que escuchar a diario a madres, hermanas, esposas, hijas llorando sobre cadáveres de sus seres queridos o tratando de evitar que los lleven a las cárceles. Está en nosotros mismos el punto de quiebre entre el facilismo y la decencia. Así de simple.