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Opinión

Editorial: ¡Regalos por votos!

Es un fenómeno, al parecer, difícil de erradicar. Para los políticos ecuatorianos, la compra de votos, a través de comida, dinero en efectivo, camisetas, entre otras cosas, es más fácil, va directo a la vena y suma para las aspiraciones electorales.

Poco les interesa el desarrollo de los partidos políticos basados en su ideología, acercarse al pueblo para generar lealtad, construir marca, participar activamente en la vida democrática de los ciudadanos, difundir y promover la defensa de la dignidad humana y el mejoramiento de la calidad de vida de todos. Nada de nada. El camino más corto para ganar los comicios es treparse en una camioneta, salir en caravana a lanzar blusas y canastas con víveres.

Los ciudadanos, sobre todo los más pobres, pueden llegar a considerar que las dádivas antes de las elecciones es lo único que consiguen de un gobierno ineficaz. Puede que lleguen a depender de ello. El resultado es que se produce un círculo vicioso. Paradójicamente, aquellos que más sufren de la corrupción se convierten en los que tienen menos probabilidades de oponerse a ella y demandar reformas.