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Opinión

Editorial: El triunfo de la democracia

Los comicios pasados estuvieron envueltos en una gran carga de tensión. No solo por la expectativa de saber quiénes serán las autoridades que comandarán un país sin brújula, sino por el temor de tener que acudir a recintos electorales masivos, en un contexto de inseguridad y de ser testigos de cruces de balas, sicariatos, o a ser víctimas de robos, por decir lo menos.

Estos son los escenarios que se han vuelto recurrentes y cada vez más presentes en el imaginario de los ecuatorianos. Si bien pudieron frenar la voluntad de los votantes y coartar su derecho al sufragio, solo quedó en eso: en un miedo que terminó por vencerse. El domingo triunfó la  democracia. La participación ciudadana en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, según el Consejo Nacional Electoral, llegó a superar el 82 %, conservando así su rango histórico.

Los electores se expresaron mediante el voto, ya sea como un acto simbólico de demostración de repudio por la muerte de un candidato o para elegir convencidos a quienes creen son los indicados para gobernar el país. El deseo de tener un mejor Ecuador, que nunca debe morir, tiene que repetirse el 15 de octubre. Hay que acudir a las urnas con un voto consciente, pensando en el bienestar de todos.