¿Qué esperan para denunciar?
Calladitos. Han pasado casi seis meses desde que las nuevas autoridades locales, tanto alcaldes como prefectos, asumieron funciones, pero poco se ha dicho acerca de qué tan servido o no quedó el despacho que asumieron, o sobre las irregularidades halladas en la administración de sus predecesores. Ha sido un gobernar limitado que, pareciera, transcurre bajo un pacto cuestionable de no desenmascarar a nadie, de no agredirse.
Algunos ya han expuesto públicamente el desfalco de recursos que existió en ciertas direcciones, pero todo esfuerzo se desvanece si de por medio no se formalizan denuncias y no se señala a reales responsables.
No fueron elegidos por los ciudadanos para solo ejecutar políticas de bienestar. Para acabar con la corrupción, las principales autoridades deben dar el ejemplo.