Desde febrero de 2020 la pandemia del coronavirus trajo consigo más de tres millones de fallecidos en el mundo, y el único deseo general era que se encontrara una vacuna para erradicar este mal. Y a principios de este año, Ecuador le sonreía a la vida con la buena nueva de que ya varias casas farmacéuticas habían creado las dosis contra la COVID-19.

Como mal chiste y de no creer, la prensa ha informado la semana pasada sobre un ausentismo considerable durante el plan de vacunación. Ahora que el Gobierno por fin se dotó de suficientes dosis para gran parte de la población y creó un programa estratégico, rápido y eficiente, para inocular a la mayor cantidad de personas en un tiempo récord, simplemente los convocados han decidido no asistir, como si hubiesen olvidado todas las restricciones, toques de queda y encierros que tuvimos que aceptar para precautelar nuestra salud.

Esta situación es realmente preocupante, ya que si el número de ausentismo crece no se logrará la inmunización de rebaño y el coronavirus seguirá en nuestro país causando más muerte. Es necesario que el Ministerio de Salud replantee nuevas estrategias para captar a las personas que son convocadas para primera y segunda dosis, motivándolos y recordándoles la importancia de estar inmunizados. Con la mayor cantidad de ecuatorianos vacunados será más efectiva la reactivación económica en nuestro país.