El país está en la esquina

Ecuador está en la esquina. Muchos me han escuchado esta frase. La tienda del barrio, el mercado, el taxi, el bus, son los más fieles medidores de la realidad nacional. En los pequeños corrillos, en las conversaciones simples, en las discusiones de fútbol o en el rato de compartir un par de cervezas los ecuatorianos expresamos nuestro más fiel pensamiento.

Si usted quiere saber cómo está el país lo podrá saber en la tienda o en el bar de la esquina. Allí escuchará el diagnóstico descarnado, realista, a veces patético de lo que las personas vivimos día a día. El trabajador, el estudiante, la gente del pueblo que realmente siente el peso de las decisiones de los líderes políticos, empresariales y sociales del país le puede contar en la esquina cómo es que están realmente las cosas. Los estudiantes universitarios en los bares y en sus conversaciones descomplicadas más allá de las aulas, dicen lo que sienten y viven en sus casas más allá de lo que se analiza en los textos y a veces en las aulas.

Por eso como rector de una universidad privada me gusta tanto hablar con los estudiantes; con ellos que tienen la frescura del pensamiento joven e irreverente; por eso me gusta hacer el mercado y escuchar esos diagnósticos implacables de madres y padres de familia sobre el costo de la canasta familiar; por eso me gusta caminar por las calles y sentir esa realidad ecuatoriana que a veces se nos escapa a los economistas tras las cifras técnicas de los estudios y los diagnósticos. Hay que analizar los cuadros, las cifras y las estadísticas; pero es necesario conocer la realidad de ese país que está en la esquina.