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Opinión

¡Sacúdanse, señores!

Las renuncias masivas de quienes laboran en el hospital Teodoro Maldonado del IESS tras el asesinato de su directora administrativa, para evitar ser las próximas víctimas, plegando a las amenazas de muerte que han recibido por permanecer en sus cargos, marcan un sombrío precedente. Dos realidades quedan instaladas en el imaginario colectivo: que las mafias gobiernan en Ecuador y que asumir un cargo público para realizar una gestión honesta equivale a perder la vida a manos de esas mafias invencibles.

La esperanza de que se puedan sanear las instituciones estatales tomadas por la corrupción para así optimizar la prestación de servicios públicos termina por desvanecerse, dando paso a un mayor desánimo y apatía en la ciudadanía. A ello se suma el repudio hacia la clase política y hacia los funcionarios del Estado, pues las diferentes funciones, Ejecutiva, Legislativa, Judicial, Electoral y de Participación Ciudadana, en lugar de trabajar conjuntamente para garantizar la seguridad y el progreso del país, se ‘canibalizan’ entre sí disputándose el poder.

La irresponsabilidad y la ambición desmedida de los políticos están llevando al Ecuador a un punto sin retorno. La sociedad civil debe exigir una reacción inmediata del Ejecutivo. Tiene que dar un golpe de timón. ¡Sacúdanse, señores!