A nadie en Ecuador le queda duda de que el único ‘estado de excepción’ en que vivimos es el de la violencia armada, la amenaza, los robos, secuestros, sicariatos... el terror de salir tan siquiera al portal de casa, no se diga a la calle, subirse a un taxi o salir de compras con el riesgo de ser víctima de la delincuencia.

A escasos días de que termine el periodo de excepción decretado por 45 días por el presidente Guillermo Lasso (el próximo 16 de diciembre), los pillos se siguen burlando de cualquier medida disuasiva e incluso en algunas zonas del país, como Esmeraldas, Manabí y Guayas, la inseguridad ha ganado terreno.

Ya lo demostraron cuando en una jornada de violencia atacaron patrulleros y edificios policiales, actos en los que fallecieron varios agentes, entre ellos una mujer, Verónica Songor, y quedaron heridos otros. No les importó nada.

Y por si fuese poco, solo para poner un ejemplo, en la Zona 8, que comprende Guayaquil, Durán y Samborondón, los datos hablan de la violencia: de 621 personas asesinadas en 2021 (del 1 de enero al 6 de diciembre) la cifra pasó a 1.387 víctimas mortales en ese mismo periodo, es decir un aumento del 123 %.

Ecuador está a punto de terminar uno de sus peores años en materia de seguridad tal como lo empezamos: con terror de lo que se viene.