Hasta la mañana de este 17 de noviembre se mantenía el conteo de votos de la consulta popular y referéndum que se celebraron el domingo en todo el país. El proceso, impulsado por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, había convocado a los ciudadanos a pronunciarse sobre cuatro preguntas relacionadas con temas políticos y de seguridad.

La jornada electoral avanzó con normalidad en la mayoría de provincias y, desde las primeras horas del escrutinio, los resultados mostraron una tendencia marcada: el país se inclinó mayoritariamente por el No. Pese a la campaña oficialista que buscaba la aprobación de las propuestas, los ecuatorianos rechazaron las cuatro interrogantes planteadas por el Ejecutivo.

Sin embargo, hubo excepciones que mostraron matices en el comportamiento electoral. En Pichincha, una de las provincias con mayor peso electoral del país, una de las preguntas logró revertir la tendencia nacional. Se trató del casillero C, como se definió en el sistema de conteo del Consejo Nacional Electoral (CNE). Esta interrogante proponía reducir el número de asambleístas, una iniciativa que el Gobierno había defendido desde la campaña presidencial como una forma de optimizar la labor legislativa y disminuir gastos estatales.

El No ganó en el resto de preguntas en Pichincha

Los datos preliminares del CNE indicaron que, al sumar los votos de todos los cantones de Pichincha, el Sí alcanzó el 51,51 %, superando al No, que obtuvo el 48,91 %. Fue la única pregunta en esa provincia que logró un respaldo mayoritario, lo que reflejó un interés particular de los electores por limitar la cantidad de legisladores.

En contraste, las otras tres preguntas mantuvieron en Pichincha la misma tendencia registrada en el resto del país: la mayoría de votantes rechazó las propuestas. Con ello, la consulta cerró con un resultado adverso para el Gobierno, que había apostado por un triunfo del Sí como un mensaje de respaldo ciudadano a sus políticas.

Mientras avanzaba el escrutinio, el CNE continuaba actualizando los resultados y reiteraba que el proceso se desarrollaba con normalidad. Se esperaba que las cifras finales se consolidaran en las siguientes horas para dar paso a un balance oficial de una jornada que dejó claras las prioridades y desacuerdos de los ecuatorianos frente a las reformas planteadas.

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