Rodrigo Borja y León Febres Cordero: el debate que marcó la política del país (VIDEO)
Vea el histórico debate entre Rodrigo Borja y León Febres Cordero. En el contexto del fallecimiento de Borja, este artículo reconstruye el hecho
El debate fue televisado y ocurrió el 29 de abril de 1984.
El 29 de abril de 1984, en la cámara de Telecentro Canal 10, se produjo uno de los momentos más recordados de la historia política ecuatoriana. Los candidatos presidenciales Rodrigo Borja Cevallos y León Febres-Cordero Ribadeneyra se enfrentaron en un debate que, más allá de confrontar propuestas, evidenció una fractura profunda en las visiones de país y en la manera de hacer política de ambos líderes.
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Actualmente —en medio del reciente fallecimiento de Borja, ocurrido el 18 de diciembre de 2025— aquella noche vuelve a tomar significado, como un punto de inflexión que moldeó décadas de disputas políticas y sociales en Ecuador.
Rodrigo Borja, nacido en Quito en 1935, fue una de las figuras más representativas de la Izquierda Democrática, un partido de corte socialdemócrata que apostaba por mayor justicia social, participación ciudadana y desarrollo sostenible para el país.
Borja ya había sido candidato presidencial varias veces y representaba un polo político con fuerte base en sectores progresistas y gremiales.
En cambio, León Febres Cordero, oriundo de Guayaquil, era la expresión de la derecha ecuatoriana. Ingeniero y hombre de negocios con fuerte presencia política, lideraba el Partido Social Cristiano y una coalición de derecha denominada Frente de Reconstrucción Nacional.
Su discurso estaba centrado en la apertura al sector privado, el impulso de la economía de mercado y el orden público como motor del desarrollo.
Incertidumbre política tras fallecimiento de Roldós Aguilera
El contexto en el que se dio ese debate fue intenso. Ecuador salía de años de incertidumbre política tras la muerte de Jaime Roldós Aguilera en 1981 y la presidencia interina de Osvaldo Hurtado. La economía enfrentaba retos significativos y las tensiones ideológicas de la Guerra Fría resonaban incluso en las latitudes políticas de los partidos nacionales.
En ese escenario, la primera vuelta electoral celebrada el 29 de enero de 1984 arrojó un resultado muy parejo: Borja obtuvo el primer lugar con cerca del 28,7 % de los votos, seguido muy de cerca por Febres Cordero con aproximadamente 27,2 %, obligando a una segunda vuelta.
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Fue entonces que, en una época en que los debates no eran obligatorios sino iniciativas espontáneas, la Asociación Ecuatoriana de Canales de Televisión (con apoyo de la Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión) coordinó el encuentro.
El periodista Alejandro Carrión asumió la moderación mientras más de siete canales de televisión y cientos de emisoras lo transmitían en cadena nacional por cerca de dos horas.
El expresidente falleció a los 90 años, este 18 de diciembre de 2025.
Lo que debía ser un intercambio de ideas sobre la economía, la administración pública y el futuro del país se tornó en una confrontación visceral. Las cifras hablan por sí solas: según análisis de la época, Febres Cordero lanzó más de 130 ataques verbales hacia Borja, mientras que este último respondió con casi 95 insultos contra Febres Cordero.
Entre los momentos que quedaron inscritos en la memoria colectiva está la frase de Febres Cordero: “¡Míreme a los ojos, doctor Borja, no me baje la mirada!”.
El debate, más que aclarar programas de gobierno, evidenció la polarización del país: Borja defendía una visión socialdemócrata, centrada en reducir desigualdades, fortalecer lo social y ampliar las oportunidades; Febres Cordero, por su parte, defendía una agenda de mercado, de fortalecimiento empresarial y de estabilidad a través del orden y la confianza en la iniciativa privada.
Una semana después de ese encuentro —el 6 de mayo de 1984— las urnas confirmaron el viraje electoral: Febres Cordero revirtió el resultado de la primera vuelta y se convirtió en presidente, con poco más del 51 % de los votos frente al 48 % de Borja.
Aunque Borja no ganó en esa ocasión, su liderazgo no terminó ahí. Cuatro años más tarde fue elegido presidente, cargo que ejerció entre 1988 y 1992, marcando un período importante para la Izquierda Democrática y la política ecuatoriana en general.
Hasta décadas después, la política ecuatoriana enfrentó una cultura de polarización en la que pocos debates de ese nivel se atrevieron a repetir la confrontación directa de ideas. Ese episodio se convirtió en un símbolo de cómo las emociones, más allá de las propuestas, pueden influir en la percepción pública.