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Desastre en Manabí: Comunidad lucha contra las secuelas de las inundaciones
Ciudadanos de San Clemente viven los estragos tras intensas lluvias. Solidaridad emerge entre escombros
Bartolo Anchundia lo perdió todo. En su cocina hay lodo acumulado; sus ollas, cucharas y platos quedaron bajo el agua. Unas cuantas libras de arroz y queso se fueron con la creciente del estero Centinela, que anegó el barrio Perla del Pacífico, en San Clemente, provincia de Manabí.
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Mientras camina entre el agua con la única muda de ropa que le queda, escucha que recibirán algo de comida. En medio de la desesperanza, un grupo de mujeres aparece con una luz de alivio para Bartolo y otras familias que enfrentan el desastre natural.
Iris Muñoz, Amber Wyman, Saida Moreira, Gemita Flores, Siria Zambrano, Loida Gilces, Lorena Muñoz y Damarys Carranza se unieron para preparar arroz con pollo para quienes lo han perdido todo.

“No podíamos quedarnos de brazos cruzados, nuestra gente nos necesitaba”, expresa Iris Muñoz, quien encabeza la iniciativa solidaria.
La gente empieza a hacer fila. Para muchos, es el primer bocado del día. “La verdad que recibir este plato de comida fue alentador. Nos dio fuerzas y aunque no tenemos tantas cosas que recuperar, tenemos la esperanza de que nos sigan ayudando estas manos bondadosas”, expresa Bartolo.
Las lluvias han afectado con fuerza esta zona del norte de Manabí. Para 160 familias, la pesadilla no ha terminado.
Testimonios de desconsuelo y esperanza
María Balderramo llora. Se toma el rostro, incrédula ante la escena de devastación. “No puede ser, Dios mío, qué terrible”, exclama mientras observa lo que queda de su casa.
A pocos metros, Magaly Laz también revive el horror de aquella madrugada. Sus nietos, de 4 y 6 años, fueron los primeros en darse cuenta de la inundación.
Pablo Delgado regresó a su casa tras pasar la noche en la vivienda de un familiar. Lo que encontró fue desolador: muebles destruidos y electrodomésticos inservibles. “Tengo un hijo con discapacidad visual e imagínese lo que pasamos. Tuvimos que sacarlo en medio del agua, él lloraba… Todo fue terrible. Ahora ya nada vale, estamos pasando mal”, dice el pescador con la voz entrecortada.

Afectaciones en otras localidades
La emergencia no solo afecta a San Clemente. Según el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) local, los balnearios de San Clemente, San Jacinto y San Alejo, en la parroquia Charapotó, han sido golpeados con fuerza por la creciente del estero Centinela, dejando a 1.300 familias en crisis.
Además de las viviendas anegadas, el desastre ha impactado en la producción de sal marina, una de las principales actividades económicas del sector. “El negocio se ha ido al suelo, el agua se llevó muchos sacos y contaminó otros. Las pérdidas son grandes”, lamenta Medardo Coveña, comerciante del sector.
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