Exclusivo
Provincias

Muisne no solo enamora con sus paisajes. Su gente, tan amable y sonriente, hace que siempre den ganas de volver.Luis Cheme / EXTRA

Muisne: Un paraíso en la costa esmeraldeña con playas, paz y naturaleza

Más allá de sus paisajes que quitan el aliento, este rincón de Esmeraldas conquista con su comida sabrosa y la buena vibra de su gente

Bajo el cielo despejado y con más de ocho kilómetros de playa y arena, en el cantón Muisne, se puede descubrir un rincón encantado de la costa esmeraldeña, la vida corre al ritmo del mar.

(Te invitamos a leer: María José Pinto: Funciones clave de la nueva vicepresidenta de Ecuador)

Lo primero que envuelve al visitante es la brisa cálida con aroma a salitre y coco, el suave murmullo de las olas rompiendo en la orilla y el vaivén pausado de las palmeras, que parecen bailar para dar la bienvenida, mientras los rayos del sol pintan reflejos sobre el mar turquesa.

Caminar por la orilla en Muisne es como recorrer un paraíso. La arena es fina, tibia, perfecta para descalzarse y dejar que cada paso se convierta en terapia.

A lo lejos, los niños juegan al fútbol en la playa y los jóvenes cabalgan las olas sobre sus tablas, mientras otros turistas simplemente se sientan con una pipa (coco tierno) entre las manos, contemplando la inmensidad.

Más de ocho kilómetros de playa y arena se extiende en este sector de Muisne.LUIS CHEME

Tranquilidad y bellos paisajes

“Vine por tres días y me quedé dos semanas. Muisne me devolvió la paz que había perdido en la ciudad”, confiesa Lucía Mena, una viajera colombiana.

Las tardes son un espectáculo. El sol desciende lentamente, tiñendo el cielo de naranjas, rosas y violetas que se reflejan en el agua como una acuarela. “El atardecer en Muisne es como una bendición diaria”, cuenta Roberto Peña, turista quiteño.

En los comedores frente al mar, se sirve pescado fresco, camarones al ajillo y arroz con concha y otras delicias. “Cada plato sabe a mar, a tradición, a cariño”, comenta Emma Mera, turista de la Sierra, para quien comer en la playa es “una experiencia tan emocionante”, dijo tras probar por primera vez el encocado.

Sus paisajes, su ritmo pausado, su conexión con la naturaleza invitan a mirar hacia adentro. Muisne no es solo una playa, es un refugio de tranquilidad donde muchos sienten que la naturaleza los abraza. Un sitio para visitar en este feriado.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!