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¿Los limpiaparabrisas de Guayaquil son los nuevos ‘extorsionadores’?

Ciudadanía de Guayaquil está harta de que los limpiaparabrisas les exijan dinero por el servicio. Algunos se ponen violentos cuando no les dan plata

En la avenida Plaza Dañin se ha vuelto común ver a los limpiaparabrisas en grupo. Generalmente son niños.
En la avenida Plaza Dañin se ha vuelto común ver a los limpiaparabrisas en grupo. Generalmente son niños.Gerardo Menoscal / EXTRA

Han sido calificados como los nuevos extorsionadores, aunque no portan un arma (al menos no la mayoría, según reconocen los conductores) ni dejan panfletos con mensajes amenazadores.

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Los limpiaparabrisas y quienes piden dinero en calles como la 9 de Octubre, la Juan Tanca Marengo y la Francisco de Orellana, en Guayaquil, se han convertido en un problema social que aturde, genera rabia, incluso temor. Y no es tomado en cuenta por las autoridades.

“Son los nuevos extorsionadores. Te quitan dinero en cada esquina. Llegan en masa; a veces solos, pero con la mirada desafiante o diciéndote que los ayudes porque acaban de salir de la ‘Peni’; o simplemente te rodean y te golpean el vidrio del carro una y otra vez hasta que, por cansancio o terror, terminas dándole dinero”, sentenció Ronald Avilés.

Para él, no basta con resguardarse de los ‘choros’ cada que la luz del semáforo está en rojo. “La mayoría de personas que pide dinero en las vías es violenta. Un mendigo me pateó el carro y dos limpiaparabrisas me escupieron en la ventana. Quise responder, juro que quise hacerlo, así me vaya de golpes con él, que por cierto no pasaba de los 20 años, pero me detuve por mi hija, que terminó asustada y llorando”, detalló.

EXTRA estuvo en el sitio y fue testigo de cómo dos sujetos, uno ubicado en la intersección con la calle Machala y el otro, en Los Ríos, se acercaron a los carros lanzando un chorro de agua con jabón, sin esperar a que el conductor les confirme que querían su servicio.

Los conductores temen que algunos tengan ‘camuflada’ algún arma.
Los conductores temen que algunos tengan ‘camuflada’ algún arma.Gerardo Menoscal / EXTRA

“No me lances agua, no quiero. ¿No comprendes lo que te digo?”, le reclamó a uno de ellos Álvaro Macías.

El guayaquileño añadió indignado que siempre hay que tener plata en los bolsillos. “Si no es al limpiaparabrisas, es al franelero, al que te ‘cede’ un puesto al pie de la vereda; o al consumidor de drogas que te pide centavos para no atacarte... Pagamos un maldito ‘peaje’ en cada rincón urbano”.

Aseguró que el año pasado destinaba cuatro dólares diarios a “ayudas obligadas”.

En todos lados

En el norte, la situación se replica (y agudiza) en arterias como la Plaza Dañín, la Francisco de Orellana, la Rodolfo Baquerizo Nazur y la Juan Tanca Marengo, en cuya intersección con la calle Rodríguez Chávez, ayer había unos siete limpiaparabrisas.

“Detesto la Juan Tanca Marengo porque en ella circulo con pánico. En esa ruta ya me robaron, me rompieron la ventana con una bujía. Fue un supuesto limpiador que luego de llenar de jabón mis ventanas dio el golpe y me quitó todo. Aquí te caen muchachos de tres en tres, que hasta te baten el carro cuando están en grupo para amedrentarte”, explicó.

Adriana Narváez, quien trabaja en Ciudad Colón, fue víctima de este último acto. Iba sola camino a casa, en la décima etapa de la Alborada, cuando un grupo de cuatro personas, entre ellos menores de edad, le tiraron agua jabonosa a su camioneta y en vista de que se negó a pagarles, le patearon los neumáticos y agitaron de tal forma la unidad que se vio obligada a sacar un billete de cinco dólares para “calmarlos”.

En la avenida 9 de Octubre, los mendigos también son un problema junto a los ‘limpiavidrios’.
En la avenida 9 de Octubre, los mendigos también son un problema junto a los ‘limpiavidrios’.Gerardo Menoscal / EXTRA

Más allá de la forma en como obtuvieron el dinero, a Narváez le llamó la atención que nadie a su alrededor haya hecho nada.

Reclamo

Los guayaquileños exigen al Cabildo ordenar la ciudad, aumentar el control e identificar a quienes en realidad quieren trabajar.

Cristóbal Cáceres señaló que hay quienes se esmeran por limpiar el vehículo, que piden permiso, que usan agua limpia e invierten en sus implementos, pero no es la mayoría. “Ese grupo reducido, sin embargo, está pagando los platos rotos de quienes buscan a como dé lugar quitarte algo de dinero. Estamos sentenciados a vivir con miedo y a ser ‘extorsionados’ en todas las formas”, sentenció.

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