Un ciudadano se acercó a la Unidad de Policía Comunitaria del sector de la Ecuatoriana, en el sur de la capital, para denunciar que un sujeto en motocicleta le había robado el celular de la empresa en la que trabaja.

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Un grupo de uniformados realizaron un patrullaje por la zona y ubicaron una moto con las mismas características que indicó el afectado estacionada afuera de un domicilio de tres pisos. Llamaron a sus ocupantes (dos hombres y una mujer) y les explicaron que el vehículo que estaba afuera de su casa habría participado en un robo, pero estos negaron la acusación.

La víctima señaló a los gendarmes que el sistema de rastreo del celular continuaba activo y la dirección señalaba en la misma casa a la que llegaron. Sin embargo, los residentes de la misma negaron el acceso de los policías.

Estos fueron a un hostal que queda cerca de la propiedad y en la que existe una cámara de seguridad. Pidieron al propietario que les dejara ver las grabaciones del artefacto y se percataron que el presunto delincuente llega en la moto y le pasa el celular a la mujer que previamente negó el acceso a los gendarmes.

Con esta prueba, los policías solicitaron al dueño de la casa de tres pisos que les diera acceso a la planta baja para revisar si ahí estaba el celular robado. Este accedió y los uniformados buscaron por todo el departamento. Hallaron el celular sustraído y otros siete teléfonos que los ocupantes no pudieron justificar su procedencia.

Además, afuera de la casa revisaron tres motos, entre las cuales estaba la que habría utilizado el delincuente. Los habitantes del domicilio no tenían los papeles que justificaran que es de su propiedad y los vehículos fueron retenidos.

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