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Estafa del “¿Puedo orar por usted?” en Guayaquil: hasta 9 años de cárcel por drogar
Los delincuentes se hacen pasar por devotos para drogar y robar a sus víctimas
Una preocupante modalidad de estafa y robo ha comenzado a proliferar en Guayaquil. Individuos, aparentemente amables y de aspecto inofensivo, se acercan a ciudadanos, en su mayoría adultos mayores, utilizando pretextos de índole espiritual o religiosa, como ofrecer una oración o compartir un mensaje de fe. Bajo esta fachada de buenas intenciones, los delincuentes logran ganarse la confianza de sus víctimas.
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De acuerdo con varias denuncias ciudadanas, una vez que se establece el contacto, los antisociales podrían administrar sustancias químicas como la escopolamina, conocida popularmente como “burundanga”, la cual tiene la capacidad de anular la voluntad de una persona, dejándola en estado de sumisión, vulnerabilidad o incluso permitiendo su traslado sin resistencia. Según los testimonios, una de las frases más recurrentes en este engaño es: “¿Puedo hacer una oración por usted?”
Esta modalidad suele ejecutarse por una o dos personas, a menudo jóvenes, que se aproximan con un libro religioso en la mano o que apelan a causas espirituales, sociales o de ayuda comunitaria. Según reportes ciudadanos, esta estrategia se intensifica en épocas de alta actividad comercial, como Navidad o feriados, cuando las personas están más abiertas a este tipo de interacciones.
Los síntomas pueden variar según la cantidad de sustancia administrada
Una vez bajo los efectos de la sustancia, cuyos síntomas pueden incluir somnolencia, desorientación, pérdida de memoria, obediencia automática y confusión, la víctima se convierte en un blanco fácil para el robo de pertenencias o la comisión de otros delitos.
El fiscal del Guayas, César Peña Morán explicó que este tipo de conductas está tipificado en el Código Orgánico Integral Penal (COIP), específicamente en el artículo 189, segundo inciso, numeral tres.
“Cuando se comete un delito utilizando sustancias que alteran la capacidad volitiva, cognitiva o motriz de la víctima, dejándola en estado de somnolencia, inconsciencia o indefensión, o forzándola a realizar actos que en condiciones normales no ejecutaría, la sanción va de cinco a siete años de privación de libertad. Con agravantes, la pena puede incrementarse hasta nueve años y cuatro meses”, detalló.
Peña recomendó a la ciudadanía, especialmente a los adultos mayores, extremar precauciones al interactuar con desconocidos en espacios públicos. También hizo un llamado a sus familiares para que les brinden acompañamiento y medidas de resguardo, sobre todo en zonas comerciales o de alto tránsito, donde podrían convertirse en víctimas de este tipo de delincuentes.
“Lo que antes se conocía como el ‘dulce sueño’, hoy se presenta bajo un nuevo disfraz que apela a la fe y la espiritualidad. Este tipo de hechos se están registrando en lugares públicos como centros comerciales, parqueaderos e incluso en plena vía pública, por lo que se recomienda estar siempre alerta”, advirtió el fiscal.
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