“Está a vaca cogerse los pollos”. Sería la última frase que mencionó Raúl Cabrera Amador, de 33 años, a su hermana Rosa Narcisa Cabrera, cuando llegó a casa con dos de estas aves.

Luego salió a buscar comida para los animales que trajo y no lo vieron más hasta después de dos días en que lo encontraron muerto.

Cabrera salió el pasado martes 27 de abril de su vivienda ubicada en la parroquia 10 de Noviembre del cantón Ventanas, en la provincia de Los Ríos. Como no regresó y tenía problemas de drogadicción, sus familiares salieron a buscarlo y a presentar la denuncia de su desaparición, pues temían que algo malo le haya pasado. Dos días transcurrieron para que las esperanzas de encontrarlo sano y salvo se terminen.

La tarde del jueves 29, su cadáver fue descubierto en estado de descomposición en un sector distante de su vivienda, pero perteneciente a la misma parroquia. El hallazgo lo hicieron los residentes de la zona por el mal olor que desprendía el cuerpo.

Inicialmente ellos pensaron que el hedor provenía de algún animal muerto. La curiosidad los llevó a indagar hasta que hallaron el cadáver. Estaba en medio de la maleza, como que habría estado huyendo y no alcanzo a reponerse y falleció.

El occiso no tenía documentos de identidad, pero sus familiares lo reconocieron por la vestimenta que cargaba: pantalón jean celeste y el buzo negro con el que salió la última vez que lo vieron.

La mañana del viernes 30, los allegados de Raúl estaban en la morgue de Quevedo tratando de hacer lo posible para conseguir la caja mortuoria. Son de escasos recursos económicos y se les complicaba poder llevarlo hasta Ventanas.

Además, esperaban pacientemente los resultados de los exámenes forenses para saber cómo fue su muerte, pues, según ellos, observaron que habría estado golpeado en la cabeza lo que les hace presumir que fue asesinado a golpes.