Para el padre Luis Barrios, experto en psicología criminal y quien fue parte del proceso de paz penitenciaria en el régimen de Guillermo Lasso, la detención del general Pablo Ramírez podría hacer que él devele una serie de nombres que involucrarían a políticos de alto nivel que fueron parte del anterior Gobierno.

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“Cuando me enteré de la noticia me dije: ‘Agarraron a Pablito’. No era mi amigo, siempre estábamos peleados porque yo pedía transparencia en el SNAI y todo lo que se veía adentro era corrupción. Yo me decía: ‘Él tiene que ser parte de esta vaina’. En Esmeraldas lo acusaron de coger dinero de Los Tiguerones”, recuerda.

El sacerdote, de origen puertorriqueño, afirma que le llamaban la atención las facilidades que el SNAI les daba a dos líderes criminales, Fito y Junior. Cuando Ramírez estuvo a cargo, todo siguió.

“Cuando yo llegué, Pablo no era el director, pero ya había toda la cuestión de las drogas y las armas. Luego fue el director y seguía lo mismo. Lo sacaron y continuaba igual, entonces me di cuenta de que para dirigir el SNAI escogían a una persona que pudiera negociar y permitir toda esta corrupción de droga y armas dentro de las cárceles del Ecuador. Es decir, un narco-Gobierno”.

Considera que no es posible que a un funcionario gubernamental le estén pagando para combatir la delincuencia y la corrupción, y que este no sea capaz de arrestar a persona que sabe están en actos ilícitos. Y que, al contrario, les dé un trato especial o que adopte posiciones neutrales para no detenerlos.

“Pablo Ramírez tiene mucho poder. Yo no sé cómo es que le van a tumbar la cabeza sin que él se lleve a unos cuantos que bregan con la economía del país. Hay una vaca sagrada. No estoy seguro de que con estos arrestos se resuelva el problema. Es un buen comienzo, pero hay que seguir porque hay más gente que agarrar”. (AEB)

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