Nervios. Miedo. Hermetismo. Así se vive en el interior de los cuarteles, distritos y retenes policiales luego de que el presidente de la República, Guillermo Lasso, cesara de sus funciones al ministro del Interior, Patricio Carrillo.

El primer mandatario tomó la decisión en el contexto de crisis institucional que se vive luego del crimen de la abogada María Belén Bernal en la Escuela Superior de Policía. La mañana de ayer, anunció que Juan Zapata, quien era el director del ECU-911 será el nuevo ministro.

Fuentes internas confirmaron a Diario EXTRA que nadie habla por miedo a represalias. Un oficial, quien trabaja en el Distrito Metropolitano de Quito, señaló que existen dos bandos: los que trabajan en campo y los que rodean a los altos mandos de la institución.

Los primeros, según el teniente, no están tan satisfechos con la gestión del exministro, quien deberá comparecer este miércoles en la Asamblea por el caso de Bernal. Por otro lado, están los oficiales “que estuvieron cerca de él y querrán continuar con su línea de trabajo”.

El abogado Alberto Montenegro, experto en Derechos Humanos, señaló que mientras se posesiona al nuevo funcionario, la institución queda a la deriva. Según el jurista, la estabilidad puede verse afectada por cambios administrativos arbitrarios, incertidumbre en los miembros policiales e incluso falta de recursos para atender la seguridad ciudadana.

Sin embargo, para Montenegro, esta es una oportunidad para que Zapata se preocupe por la inseguridad que se vive en el país, que logre una policía más preparada técnicamente y que destine más recursos a la institución.