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Farándula

Lidia Ronquillo: ¡Se codeó con los bacanes!

Con más de 25 años vinculada a la radio, es una de las mujeres que más sabe de salsa en el país. Es ‘panísima’ de Ismael Miranda y otros grandes...

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En su casa luce varios regalos de fanáticos a su voz y de amigos de la salsa.CORTESÍA

Que Ismael Miranda, el gran salsero puertorriqueño, te lleve a su casa, te cocine él mismo, te invite unos tragos y hasta te cante ‘gratichi’, como un pana de años... ¡quién no daría algo por cumplir ese sueño! Envidia provocaría si lograra conseguirlo.

Pues para la ‘Dama de la salsa’ en la locución ecuatoriana, Lidia Ronquillo, eso forma parte de su vida, de sus recuerdos. Esta mujer tiene con qué jactarse y sacarle ‘pica’ -en buena onda- a los amantes de este ritmo tropical.

Y todo gracias a sus casi 30 años en radio, 25 de ellos en la misma emisora, Rumba Network, en donde conduce un programa que todo buen salsero debe haber escuchado.

Es pana de Ismael Miranda (hoy con problemas de salud) y se dio ese ‘lujito’ de compartir con él y unos colegas periodistas de Venezuela y México en la hacienda del Niño Bonito de la salsa. Incluso, en una de sus venidas a Ecuador, el Niño Bonito de Puerto Rico le cantó a su hija María Daniela y a una amiga de esta ‘Mi niña bonita’.

Pero no solo con él. También guarda amistad con Jerry Rivas, el vocalista más experimentado de El Gran Combo, quien le hizo de guía turístico cuando Ronquillo y unos amigos cuando visitó Puerto Rico. “Él tenía un auto pequeño, pero prestó la furgoneta de su hermano y nos llevó a conocer la ciudad de San Juan”, recuerda.

Además, es una de las pocas que, en entrevistas, le ha ‘sacado’ a Richie Ray y Bobby Cruz verdades de esas duras, de las que generalmente entre los artistas se ocultan: el cómo cayeron en el mundo de las drogas. “La verdad pensé que el diálogo se me había ido de las manos cuando empezaron a hablar de cómo fueron esos años”, relata la locutora del programa La Clave.

Hoy, Richie Ray y Bobby Cruz viven una vida cristiana y hasta han fundado varias iglesias. “Terminaron orando en el programa. Eso fue impresionante”, dice Lidia al recordar ese momento.

Pero además, se ha codeado con otros grandes como Willie Colón, Tony Vega, Tito Nieves (a quien incluso ayudó a calmar al público en una botelliza durante una presentación fuera del colegio Guayaquil), Óscar De León, el desaparecido Joe Arroyo y decenas más.

Su sacrificio

El andar de esta mujer que conoce ‘hartísimo’ de salsa inició de ‘peladita’. A los 16 ya locutaba los partidos de básquet y volley en su natal La Libertad, en la Península de Santa Elena.

Paseó su voz por algunas emisoras de esa localidad hasta que en 1996, cuando aún era una universitaria que todos los días se ‘pegaba’ un viaje de 2 horas a Guayaquil para estudiar Comunicación Social, le salió una chance en Rumba. Entonces vino, se probó y se quedó.

Tal fue su sacrificio que durante un buen tiempo salía a las 3 de la mañana de su casa en La Libertad para hacer un programa de boleros, se quedaba en la ciudad, luego iba a la ‘U’ y de ahí a su casa, donde llegaba pasadas las 23:00. Dormía un poco y al día siguiente, la misma rutina. “Era mi sacrificio por lo que quería hacer”, señala. Poco tiempo después, hizo de Guayaquil su casa. Y de la salsa, su pasión.