Editorial: El garrote no soluciona nada

El reciente incidente de abuso de autoridad por parte de agentes metropolitanos de Guayaquil en contra de un informal es un recordatorio de los desafíos que enfrentan quienes buscan ganarse la vida en un entorno económico complicado. Estas agresiones, que han sido documentadas en múltiples ocasiones, no solo debilitan los derechos fundamentales de los individuos, sino que también refleja una cultura de impunidad que afecta la confianza en el Cabildo.

Si la propia administración municipal entiende que la esencia del guayaquileño es el comercio, mal haría en seguir arropando el garroteo a una actividad que se busca regularizar desde ese mismo organismo representativo de la comunidad, porque eso fue lo que se ofreció.

En lugar de recurrir a la represión y la violencia, las autoridades deben trabajar en colaboración con la comunidad y los diversos sectores para encontrar soluciones sostenibles que beneficien a todos los involucrados. Es necesario implementar medidas preventivas y programas de capacitación para los agentes, con el fin de garantizar que actúen dentro de los límites de la ley y respeten la dignidad de todas las personas, independientemente de su situación económica.