Para el reportero y presentador de farándula Mauricio Altamirano, la credibilidad en el mundo del espectáculo es algo que se pone en ‘tela’ de duda. Reconoce que armó diversos shows a lo largo de sus 16 años de trayectoria televisiva.

El santarroseño admite que lo que hizo no es algo cien por ciento honesto, pero que todo eso tiene un solo nombre: entretenimiento, el cual aprendió a desarrollar a sus 16, cuando se mudó de Quito a Guayaquil para estudiar periodismo y conseguir un ‘cachuelito’, sin pensar que llegaría a formar parte del grupo de investigación del programa Maritere, pues él fue a dejar la carpeta a A Todo Dar y le salió esa otra oportunidad.

El ‘Cuy’ como se lo conoce en la farándula, narra que su ‘camello’ consistía en buscar personas en los distintos barrios de Guayaquil, que estén dispuestos a actuar un drama, a cambio de 20 dólares, y si había patada o puñete, eran 30, aunque muy pocas veces llegan a pagar eso.

En su caso, ganaba 150, pero obtenerlos era una constante lucha. Tenía que convencer a las personas, prepararlas y muchas veces, poner en riesgo su seguridad. Tal es el caso de su búsqueda en el barrio Nigeria, al Sur Porteño, en donde unos niños se colocaron en las llantas de la camioneta en la que se movilizaba con su chófer, para quitarles el dinero.

SUS INICIOS

Recuerda que primer caso fue el de una señora que fingía ser la ‘pelucona’ del barrio, mientras que su hija estaba enamorada de un payaso que vendía caramelos en los semáforos, pero eso no era todo, ya que este sujeto se metía todas las noches a la casa de la chica, mientras la adinerada dormía profundamente.

“Todo lo que armábamos se trataba con códigos, para que el equipo de producción, no se diera cuenta de que estaban actuando. Cuando se ponían nerviosos, les daba un ‘traguito’ para que se relajen o se les tiraba fijador de cabello para que lloren. Cuando lo hacían me daba pena porque se les ponían los ojos rojos”, reveló.

Pese a todo, Mauricio cree que en la actualidad, los televidentes saben reconocer lo fingido, aunque también dice, “hay quienes aún son ilusos”.

“El entretenimiento es como crear una telenovela. La ama de casa sabe que es algo ficticios, pero están pendiente (...) Los programas de farándula no están para educar a nadie, sino para entretener. Uno como reportero o parte de la farándula debe llevar entretenimiento. No veo mal que todo sea un show y modestia a parte yo siempre hacia los mejores shows y eran creíbles. Le ponía la sazón en mi época en el programa ‘Vamos con Todo’, ya que en ese entonces las tecnocumbieras se prestaban, así como ahora los chicos reality”, argumentó Altamirano.

Recalca que nunca le ofrecieron dinero para que él se preste a algo así, sino que lo hizo por cuenta propia, pero en la actualidad sí se atrevería.

“Sí lo aceptaría porque es como si te contrataran, pero tampoco haría algo que deje mi imagen por los suelos. Hay limites”, finalizó.