Solo sabían que su primer nombre era Marcos y que había llegado al sitio para “prestar sus servicios sexuales”. El sitio era un burdel clandestino, en las calles Noguchi y Calixto Romero, en el centro de Guayaquil, pero los dueños del edificio desconocían que el apartamento había sido alquilado con esa finalidad.

Todo salió a la luz el pasado 25 de septiembre de 2016, cuando la inquilina Nery María Franco Baque, de 59 años, fue hallada muerta en la ducha, calcinada. Luego, en la autopsia, se confirmó que falleció a causa de estrangulamiento y que el 85 % de su cuerpo estaba quemado.

Ese día, algunos testigos comentaron que un tipo habría salido corriendo del apartamento poco antes de que observaran humo. Habría sido Marcos, pues los agentes de Delitos Contra la Vida (Dinased) ubicaron a algunas trabajadoras sexuales que laboraban en el sitio y ellas habrían detallado que el día anterior, la víctima habría discutido con Marcos.

Los investigadores realizaron un análisis telefónico y descubrieron llamadas del sospechoso al número de Franco Baque y lo identificaron como Marcos Quinde Tumbaco, de 30 años. Luego, confirmaron con testigos si era él a quien vieron el día del crimen.

En consecuencia, a las 19:30 de ayer, viernes 23 de diciembre de 2016, el sujeto fue detenido en la cooperativa Francisco Jácome, cerca de la ciudadela Florida, en el norte porteño, de acuerdo a reportes de la Dinased.

Evitaron hablar

Tras la muerte de Nery Franco, sus familiares evitaron hablar del suceso y fue la Policía que reveló que en el lugar alquilado por la fémina funcionaba un chongo clandestino, tal como se corrobora en los últimos informes de la investigación.