Galápagos, paraíso del mundo, cuna de especies únicas y protegidas. Un pelícano descansa plácidamente sobre el asfalto, en el muelle de carga de la isla Santa Cruz. Hasta allí nada anormal.

De pronto un hombre se sube a una camioneta y echa a andar. El pelícano se levanta y, asustado por el ruido del motor, trata de salir del paso del carro, pero una llanta primero y la otra después lo aplastan y lo matan.

Ocurrió el pasado 14 de marzo y poco después el conductor causante de esta desgracia se entregó voluntariamente a las autoridades ambientales de las islas, que luego de analizar el caso establecieron una pena ejemplarizadora: lo sancionó con el pago de 6.382,86 dólares y 120 horas de trabajo comunitario.

La dirección jurídica de la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG) estableció la sanción con base en el literal f) del artículo 93 de la Ley Orgánica de Régimen Especial para la provincia de Galápagos.

Sin embargo, al haber cooperado con la investigación del caso y entregarse voluntariamente, la misma ley establece la reducción del 50 % en sanciones pecuniarias.

No es el primer caso

Ya en el 2016 se registró un antecedente de sanción con una multa mucho mayor a la de ahora. Se dio contra dos trabajadores de la aerolínea colombiana Avianca y el administrador del aeropuerto ecológico de Baltra, a quienes se multó con $ 15.498 por la muerte de una iguana terrestre en la isla Baltra.

La isla Baltra cuenta con una especie de iguana terrestre endémica que se desplaza por las inmediaciones del aeropuerto y, de manera permanente, un grupo de guardaparques de la DPNG recorre la pista aérea antes de cada vuelo para evitar accidentes.

El pelícano de Galápagos

Con una envergadura promedio de 2,30 metros y unos tres kilos de peso, es un ave muy tranquila y que convive de cerca con pescadores y turistas en las paradisíacas islas Galápagos.

La apariencia grande y torpe que transmite cuando se lo ve contrasta abiertamente con sus espectaculares picados sobre los bancos de peces o cuando planean sobre las olas con una soltura asombrosa.

La característica más llamativa del pelícano es que tiene suspendida de la mitad inferior de su pico una enorme bolsa de piel desnuda, de un volumen de unos 11 litros, dos o tres veces mayor que su propio estómago. A esta bolsa la emplea para pescar, dejando que el agua drene por los bordes antes de tragar los peces.