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¡A la cola para conseguir un tanque de gas!

El juego de barajas entretenía a los vendedores de gas que dejaron de trabajar desde el pasado lunes. Ayer, ellos se divertían con las cartas en las afueras del centro de distribución de Carcelén, en el norte de la ciudad.
Junto a los trabajadores, que estacionaron sus camiones cargados de gas licuado de petróleo (GLP) y ‘adornados’ con pancartas de protesta, pasaba la gente con los cilindros vacíos, en busca de una bombona.
Pablo Arroyo, uno de los compradores, llegó en su furgoneta roja con su esposa. El hombre bajó con el tanque en sus manos y preguntó en dónde podía adquirir uno. “Recorrí Carapungo (también en el norte) y no encontré. Se habla de que no hay escasez, pero eso no es cierto”, precisó el usuario.
Arroyo, que se dedica a la panadería, se puso en la fila que se formó en una de las puertas del centro de acopio y distribución. “Tuve que alquilar un carro para venir hasta acá desde Atucucho. He gastado 13 dólares en total”, lamentó Manuel Chóez, quien acudió al mismo sitio al igual que otras personas.
Él invirtió el triple de dinero por la adquisición del producto porque Chóez paga 3.25 dólares por el gas que lo dejan en su domicilio. Pero esta vez se incluyó el costo por el flete, que sumó otros 10 dólares, ya que no cuenta con vehículo propio.