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Maruja conoce todos los truquitos culinarios de la cocina manabita.Fotos: Evelyn Centeno / EXTRA

¡Abuelita de 103 años es un ‘as’ de los oficios!

Es muy conocida y querida en Santo Domingo, adonde llegó a vivir en 1998, desde su natal Chone.

Habla fuerte, claro y sin pausas. Escucha muy bien y disfruta sorprender a sus amigos e invitados con amorfinos que nacen de cualquier palabra que ellos pronuncian.

Así se los goza, pero también exhibe su destreza de memorizar y que ejercita cada mañana al encomendarse a Dios, la Virgen, Jesús y el Ángel de la Guarda en una larga oración que se sabe al revés y derecho.

La chonera María Concepción Basurto Moreira cumplirá 104 años el próximo 8 de diciembre. Su salud y su cuerpo son como un roble. Cada semana tiene revisiones médicas que le confirman, a ella y su familia, que Maruja -como le llaman de cariño- hay para rato.

No tiene ninguna enfermedad, ni dolencia, no usa lentes y hace todas las actividades personales y de su hogar sin necesidad de ayuda. Ella solita lava a mano, cocina, limpia su casa, trapea y hasta enhebra hilo en pequeñas agujas. “Hay jovencitos que todo les duele. Aquí yo cocino”, dice orgullosa. Entre nietos y bisnietos, la cuenta alcanza las dos docenas, pero en las calles de su barrio tiene muchos más porque todos la llaman ‘abuelita’.

Todas las tardes, aunque esté lloviendo, Maruja sale por la calle Gonzalo Cordero, donde vive, y cruza la avenida Bombolí para llegar a la iglesia de la cooperativa Ciudad Nueva. Asistir a misa es para ella tan importante como respirar. Asegura que su fe la tiene sana y acumulando años.

Al preguntarle cuántos años más quiere cumplir, su respuesta es clara y modesta: los que mi Diosito quiera. Pero se da una ayudadita en su alimentación, confesó que no come cosas dañinas ni carnes. “Mi comida favorita es el raspadito de verde con queso... toda la comida sana”, explica.

Su esposo Gastón Molina, de 98 años, es su cómplice en todo. Lucen tan enamorados como cuando se conocieron en el recinto Balzar, de Chone, en una fiesta. “Yo la vi y me quedé encantado, pedí permiso y nos casamos”, contó Gastón.

Ellos viven entre cariños y cuidados mutuos. “Cuando se va a misa yo la espero con el café (merienda)”, agregó. Para él ser caballeroso es una obligación y critica a los hombres que maltratan a sus mujeres. Por eso él consiente a su Maruja en todo lo que puede.

Los tortolitos que dicen tener más de 65 años de matrimonio procrearon cuatro hijos. El mayor nació en 1955, tres años más tarde su segunda hija y por último, en 1963 nacieron sus gemelas.

Su piel tiene arrugas por el paso de los años, pero su alma es tan joven como la de una adolescente. Sus ojos brillan con picardía cuando cuenta sus historias.

‘Zapatea’ con energía, sacude sus brazos y piernas con fuerza al son de pasillos y boleros, siempre de la mano de su Gastón.

Mariana Molina, una de las hijas de la pareja, dijo que para toda su familia es una dicha tener a sus padres con ellos. “Otras personas siempre me dicen que quisieran tener a sus familiares vivos, así como mis padres”, reveló.

Agregó que la salud de su madre es admirable y que creen que la heredó de su padre: Antonio Basurto quien alcanzó a cumplir los 118 años. “Él era así como mi mamá, bien puesto... esperamos que mis padres tengan muchos más años de vida”, finalizó la mujer.