“Debí matar mentalmente a mi familia”

Un “código de silencio implícito” impide que las víctimas de abuso sexual y sus familias hablen de lo sucedido. Más aún cuando las cifras de la organización ‘Ecuador dice no más’ señalan que el 93 % de los casos de violaciones fueron cometidos por parientes o personas cercanas.

La semana pasada se dio a conocer la historia de una joven, quien habría sido agredida sexualmente por su padre durante 14 años, en la capital. El hombre supuestamente la amenazaba con “castigarla” si no hacía lo que él le pedía. Esta situación no sorprende a Paola Andrade, directora del colectivo, pues para ella Ecuador “tiene un nivel terrible de abuso sexual”.

Ella lo vivió en la infancia, cuando nueve parientes la violaron desde que tenía 4 años. Al confesar lo sucedido a su esposo, Ricardo Vélez, entendió que los casos son más comunes de lo que parecen. Su pareja también había sido violada por su hermano desde que tenía 8.

“Es un tema doloroso, de conversación incómoda, pero la tenacidad de mi esposa por tener una familia sana y romper el silencio me dio las herramientas para seguir”, describió Ricardo.

Una de las situaciones más difíciles a las que se deben enfrentar las víctimas de estos delitos es a que los acusen de la ruptura familiar. “Mi padre no lo soportó. Tres años después de que le conté lo ocurrido murió con un cáncer terminal”, añadió.

Ambos coinciden en que al ser “sobrevivientes” tienen la responsabilidad de contar sus testimonios para evitar que más personas sufran lo que ellos pasaron. Paola revela que lo más difícil de sobrellevar en su vida adulta ha sido el tema de la sexualidad en pareja. “¿Cómo encuentras placer en algo en que te destruyó? Acabó con mi ser. Pasaré el resto de la vida buscando los pedazos”, puntualizó.

Ella considera que los casos de abuso sexual infantil son una cadena, que muchas veces inicia por un miembro de la familia, quien vulnera a alguien más y así continúa el círculo. “Debí matar mentalmente a mi familiar para salir adelante, porque a la larga el abusador sigue ahí”, recalcó.

Prevención

El matrimonio tuvo tres hijos y entiende que en la prevención está la clave para evitar esta situación. “No han aumentado los casos, es que ahora se habla de esto”, dijo.

La directora cree que se debe hablar con los niños desde muy pequeños y explicarles las reglas básicas para evitar que alguien los vulnere, por ejemplo, no dejar al “niño solo con un adulto”.

El temor, la vergüenza y la impotencia son las “armas” que usan los abusadores para someter a las víctimas. Según Natalia Calisti, vocera del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la agresión se da de forma “progresiva”, ya que inicia con una relación de afecto. “Los atacantes se ganan la confianza de los niños con juegos y regalos”, precisó.

A su modo de ver, una de las situaciones más graves son los mitos entorno a la problemática. “Un niño no puede hablar de un tema que no conoce. Si habla de términos sexuales es una señal de alerta”, acotó.

Para la experta, el tema con los infantes se debe tratar de una forma en la que se incentive la confianza y se elogie la valentía al romper el silencio.

Incluso detalló que los procesos legales se han modificado para sostener al afectado y evitar la revictimización.

Un manual

Protección para niños

1. Mi cuerpo es solo mío. Puedo decir no a algo que no quiero.

2. Debo tener cinco adultos de confianza a quienes pueda contarles si algo me hace sentir incómodo.

3. Hay secretos buenos (una fiesta sorpresa para papá) y hay secretos malos (algo que una persona me está haciendo y no me gusta).

4. Hay caricias seguras e inseguras (aquellas que te hacen sentir mal).

5. Nadie puede tocar mis partes privadas o mi boca.