Los muebles rotos, colchones olvidados y electrodomésticos arrumados ya no estorban más. En los barrios Carcelén Alto y Jardín del Valle, en el norte de Quito, el pasado domingo vivieron una jornada distinta: camiones de la Empresa Pública Metropolitana de Aseo (Emaseo EP) llegaron a recolectar tereques y objetos en desuso, como parte de una campaña que busca mantener limpios los espacios públicos.

Desde temprano, el equipo operativo de la entidad recorrió las principales calles de ambos sectores, luego de una semana de socialización con los moradores. La respuesta fue inmediata, pues familias enteras sacaron a las veredas todo aquello que ya no les servía.

“Sacamos un ropero que se estaba cayendo a pedazos y una cocina que ya ni encendía. Qué bueno que hagan esto, porque muchas veces no sabemos qué hacer con estas cosas”, comentó Ana Guerrero, vecina del sector Jardín del Valle.

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En total, fueron retiradas nueve toneladas de tereques en Carcelén Alto y dos toneladas en Jardín del Valle, según confirmó Diego Dávila, director de Operaciones y Servicios de Emaseo. “El objetivo principal de esta iniciativa es prevenir la acumulación de residuos en quebradas, parques y terrenos baldíos. Así evitamos focos de insalubridad y mejoramos el entorno de los barrios”, explicó.

Compromiso vecinal en el norte de Quito

Además de liberar espacio en los hogares, la jornada fortaleció la participación comunitaria. Los moradores se mostraron unidos y entusiasmados con la iniciativa, que se lleva a cabo periódicamente en distintos barrios de la capital. “Esto debería hacerse en todo Quito”, dijo Javier López, vecino de Carcelén, quien se deshizo de un viejo sofá de su casa.

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Desde Emaseo recordaron que este tipo de operativos no tienen ningún costo y se planifican con anticipación junto a los líderes barriales.

También hicieron un llamado a evitar arrojar estos objetos en esquinas, quebradas o lotes abandonados, donde se convierten en focos de contaminación.

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