La captura de Adolfo Macías Villamar, alias Fito, el temido líder del Grupo de Delincuencia Organizada Los Choneros, es sin duda un golpe simbólico al crimen organizado en Ecuador, según la experta en seguridad, Ana Minga; sin embargo, ella afirma que este hecho dista mucho de ser el final de la historia del crimen organizado y la expansión de sus tentáculos en el Ecuador. 

Tras 503 días prófugo, desde su cinematográfica fuga de la cárcel Regional de Guayaquil, en enero de 2024, Fito fue detenido la tarde este miércoles 25 de junio de 2025, según confirmó el presidente de la República Daniel Noboa. La operación, ejecutada por el Bloque de Seguridad, se logró gracias a lo que Minga lo perfila como una “'soplada' estratégica” desde dentro de las propias redes criminales que encubrían las atrocidades del capo ecuatoriano. 

La también perfiladora criminal no tiene dudas: “Esto huele a soplón. Las circunstancias sugieren que alguien vendió a Fito, quizá no desde las cárceles, sino alguien cercano que conocía su paradero y vio en la recompensa una oportunidad”, sostiene. Minga recuerda que el gobierno había ampliado la recompensa por información que condujera a la recaptura del capo manabita, cuyo rostro encabezaba las listas de los más buscados en Ecuador y la región.

El arresto de Fito durante un operativo que tuvo lugar en Manabí, habría iniciado con labores de inteligencia desde Colombia y fue presentado por el gobierno como un triunfo de las nuevas leyes de Seguridad e Inteligencia. Sin embargo, la analista en seguridad advierte que el problema está lejos de resolverse.

¿Qué le depara al país tras la captura de Fito?

“Fito era solo una cara visible, un rostro que salió bien librado durante años gracias a la compra de autoridades en todos los niveles: jueces, policías, incluso altas esferas del poder". Según la experta  Los Choneros ya estaban debilitados y en la actualidad la verdadera amenaza será el fortalecimiento de Los Lobos, la banda contraria, que tienen múltiples cabezas y capital ilegal que les permite seguir operando con 'cierta tranquilidad'. 

Para Minga, el escenario que se abre tras la captura de Fito no es de paz ni de venganza ciega: “No esperemos bombas ni atentados como en el caso colombiano de Pablo Escobar. Aquí Fito ya estaba quedándose solo, y su caída no desata necesariamente una ola de violencia directa". El verdadero reto, según la perfiladora criminal, es desmantelar las estructuras financieras de las bandas y frenar el lavado de dinero que las sostiene.

Por su parte, el presidente Noboa anunció que se iniciaron los trámites para la extradición de Fito a Estados Unidos, donde enfrenta cargos por narcotráfico. Mientras tanto, el país mira con expectativa y temor el tablero del crimen organizado: un rey ha caído, pero el ajedrez criminal sigue en juego.

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