A Karla Quiñónez sus sobrinos le han dado las quejas tal y como lo hacían cuando eran pequeños. Ellos le han contado que donde se encuentran, al interior de la antigua Penitenciaría del Litoral, los golpes que han recibido han “excedido el límite” y están “partidos”.

Por esa razón, Karla y otras 250 personas se agruparon en los exteriores del edificio de la Gobernación del Guayas, ubicado en la avenida Simón Bolívar y Aguirre, en el centro de Guayaquil, para pedir clemencia por lo que sus familiares aseguran estar experimentando.

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“No les ‘dan’ con palos, sino que, como ellos trabajan fabricando hamacas, estos hilos los amarran y hacen como un látigo; entonces, con eso les pegan. Y esto nos parece que no es correcto, porque es cierto que cometieron errores, pero por eso están ahí dentro”, asegura la mujer. 

Las consignas de los carteles y camisetas que portaban los participantes de este marcha pacífica coincidían con lo que ella mencionaba: “no más maltrato a nuestros PPL (personas privadas de libertad)”. Por lo que, luego de 30 minutos de instalada la manifestación, el jefe político de la ciudad decidió recibirlos al interior de la Gobernación.

La institución, por su parte, comunicó de manera oficial en sus cuentas de redes sociales que se mantienen “comprometidos en velar por la seguridad e integridad de todos, incluidas las personas privadas de la libertad”, por lo que “continuarán firmes siendo el vínculo con el Ejecutivo”, sin especificar alguna acción a realizar.

Pero, mientras esto se desarrollaba, desde el interior de la Gobernación, los agentes encargados de resguardar el perímetro recibió la notificación de que dos vehículos, uno gris y el otro blanco, habían sido captados en actitud sospechosa. 

Además, en el sitio se requisaron a algunos hombres y hasta se les revisaron los tatuajes, para establecer una posible relación con las bandas declaradas como terroristas por el presidente Daniel Noboa.

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