En el sector de Miñarica al sur de Ambato, en Tungurahua, una madre de familia pasó los momentos más desesperantes de su vida tras recibir una llamada que le congeló el corazón por unos instantes.

“Madre, ya no quiero vivir. Mi vida no tiene ningún sentido. ¡Te amo!”, fueron las palabras que escuchó al otro lado del teléfono. Su vástago se estaba despidiendo.

Al cerrarse la llamada, la mamá salió desesperada hasta la vivienda de su retoño. El coronel César Calvopiña, jefe del Distrito Ambato Sur, informó que la madre encontró al hijo a unas tres cuadras de la casa, en las calles Isaac Robayo y César Silva. Estaba inconsciente. Ella no perdió la esperanza de salvarlo.

El coronel informó que el hecho se reportó la tarde del domingo 6 de noviembre y en cuanto conocieron de la alerta, los motorizados del Distrito acudieron a ayudarla. 

Los paramédicos del Ministerio de Salud Pública (MSP) también acudieron y después de unos 15 minutos de aplicar todos los métodos de primeros auxilios, lograron reanimar a Stalin, de 18 años de edad, quien habría tomado fármacos para quitarse la vida.

El joven se encuentra en proceso de recuperación en el Hospital Docente, donde también recibe tratamiento psicológico, informó el jefe del Distrito.

De acuerdo al reporte del Ecu-911, los intentos de suicidios aumentaron entre el 2021 y 2022 y quienes más atentan contra su vida son jóvenes (más hombres) entre los 18 hasta los 25 años de edad.

La psicóloga clínica Ivonne Vargas manifestó que entre las secuelas de la pandemia de la COVID están el estrés, ansiedad, angustia y depresión crónica; son pocas las personas las que toman correctivos y buscan ayuda, otros recurren al suicidio. 

Entre las recomendaciones que da la experta es que la familia o los amigos estén siempre pendientes del comportamiento de sus seres queridos para darles una mano a tiempo. Desde junio hasta finales de octubre de  este año los policías han logrado salvar la vida al menos a unas diez personas en Ambato.