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Interrumpir tus clases no es una broma y está sancionado
Las llamadas falsas por posibles ataques con bomba están sancionadas, no importa si eres menor de edad y estudiar; la sanción será menor, pero se mantiene. ¿O quieres hacer 100 horas de servicio comunitario?
Las únicas bombas que se han detonado han sido en Esmeraldas. Sin embargo, luego de la exposición de los autores de estos ataques liderados por Guacho, —desde enero del 2018— Ecuador tiene un ‘síndrome’ de amenazas de bomba.
Las unidades educativas no son la excepción.
Apenas inició mayo y las amenazas ya no solo se estacionan sobre Cortes de Justicia, Asamblea, Fiscalía, Municipios o el mismo ECU-911 —que es a donde se reportan las emergencias— sino que escuelas y colegios entran en el radar de posibles blancos.
Juan Sebastián Roldán, secretario particular de Lenín Moreno, habló de que en los últimos meses se registran 51 llamadas por presencia de bombas y todas resultaron falsas. Esa cifra va en aumento y ahora los estudiantes también la hacen crecer.
¡Pero cuidado! Hay que pensárselo bien antes de marcar a los organismos de socorro y mucho más, si de entrada ya sabes que es mentira. Con la tranquilidad del país no se bromea.
Ya si la reflexión propia no te ayuda, pues recuerda que hay un régimen disciplinario al que los alumnos están sujetos. No importa si eres de colegio fiscal o particular, la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI) se aplica para todos.
El mismo Ministerio de Educación recordó que el reglamento de esta ley contiene un apartado, en el Art. 330, dedicado a las faltas de lo estudiantes. Las hay leves, graves y muy graves.
Sara María Garaicoa es rectora de la unidad educativa Delfos y sabe bien cómo tratar estos problemas: “Se comunica al Departamento de Consejería Estudiantil (DECE), también al padre de familia y al tutor o dirigente de curso”.
Esa es la reunión previa, pero luego la falta se pasa al distrito del Ministerio de Educación y son ellos los que deciden la sanción a aplicarse. Aunque para tener una mejor idea, estas tres opciones están contempladas dependiendo de la gravedad:
a) Amonestación de la autoridad competente.
b) Suspensión temporal de su asistencia a la institución.
c) Separación definitiva de la Institución, lo conllevará que al estudiante se lo reubique en otra institución educativa.
Garaicoa asegura que nunca han tenido que acudir con estudiantes ante un juez de menores infractores, —que es lo que pasó con el alumno que hizo una llamada falsa desde el Francisco Campos Coello— pero que con charlas a futuro pretenden aclarar “lo que ellos llaman una broma y cuáles son las consecuencias de estos actos”.
El Delfos junto a dos instituciones educativas más, tuvo que parar sus actividades en Guayaquil por las falsas alarmas, el pasado 2 de mayo. Lo mismo ocurrió en una unidad de Ibarra. El proceso es simple y tentador para la vagancia: llaman, se rastrea el lugar, se descarta la bomba, pero igual chao clases.
Solo aquella jornada de llamadas dejó dos sancionados: un adolescente y un adulto.
“Estas alertas falsas molestan dañan la paz de muchas familias, de la misma institución”, insiste Garaicoa, quien en su unidad ya pasó una situación igual en febrero del 2018.
Sucedió cuando estaban dando supletorio y los exámenes se pospusieron para un el día siguiente. Lo único que supieron luego de haber hecho la denuncia es que esa llamada anónima se hizo desde Estados Unidos.
Así que ya a modo de último recordatorio, un extracto del Art. 330 y el detalle de las faltas:
“Obstaculizar o interferir en el normal desenvolvimiento de las actividades académicas y culturales de la institución es una falta que puede ser muy grave”.
Y bueno, hacer una llamada con la intención de no tener clases, encaja perfecto en esta descripción.