Editorial: Mucho discurso, cero responsables

Desde la Vicepresidencia se habla de “analizar a fondo” el sistema, como si la gravedad del problema no estuviera más que ‘cantada’. Hay cosas que no necesitan más diagnósticos, sino decisiones inmediatas. Acciones firmes, una ruta clara y prioridades bien marcadas para atender lo urgente: salvar vidas y devolverle un poco de dignidad a quienes acuden al sistema público buscando atención médica.

Delegar responsabilidades no sirve de nada si no hay control, transparencia y resultados que se puedan comprobar. El país no necesita más discursos ni comités; necesita saber quién toma las decisiones, quién da la cara y quién va a mover las fichas de una vez por todas. Porque mientras nadie asuma el mando de verdad, la corrupción, la mala gestión y la ineficiencia seguirán pasando la factura que la paga el pueblo.

¿Quién manda en la salud pública y, más importante aún, quién responde cuando todo falla? Esa es la pregunta que sigue en el aire, casi un mes después de que el Gobierno ‘le tirara el muerto’ de la crisis sanitaria a la Vicepresidencia. Hasta ahora, el país no ve ni escucha un plan claro que explique cómo se va a sacar al sistema de salud del hueco en el que está metido, marcado por la corrupción, hospitales colapsados, falta de medicinas y una gestión tan pobre que deja a los pacientes abandonados a su suerte.

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