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La antropología forense ha permitido identificar casi 500 personas en Ecuador
Los especialistas usan rasgos físicos, óseos y médicos para establecer la identidad de un cadáver. De 15 a 40 días puede tomar un examen completo de ADN.

El Dr. Miguel Ángel Moreno usa pinzas para medir diámetros de los huesos e identificar grietas o golpes.
Ni en estos tiempos modernos, identificar un cadáver o unos restos óseos es tarea fácil. Pero, al fin y al cabo, ¡por sus huesos los conoceréis!
Una pequeña libreta y un bolígrafo son las primeras herramientas que utiliza el antropólogo del Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses del Ecuador, Miguel Ángel Moreno Rojas.
Esta entidad tiene adscritos tres especialistas en esta materia, dos en Quito y uno en Guayaquil y desde el 2016 a la fecha ha identificado 497 restos humanos en todo el país.
En pocas palabras, la antropología forense analiza los cuerpos y huesos para dar con la identidad. Así construye el qué, el cómo y el cuándo del deceso.
Paso a paso
El primer paso para la identificación es la reconstrucción de la información. Entre otros aspectos, en el caso de los cadáveres se verifican los tatuajes, las cicatrices, el color de cabello y el de ojos. Esos datos son comparados con las fotografías y referencias facilitadas por familiares. Así se coteja y se determina la identidad.
Un ejemplo del trabajo en mención fue en abril de 2016, cuando Moreno se trasladó a Manabí por el terremoto que dejó 673 fallecidos.
Recordó que había 36 cadáveres sin identificar que, mediante los rasgos físicos y la vestimenta, se reconocieron.
Así se economizó tiempo y dinero. Un análisis genético cuesta entre 300 a 500 dólares. No obstante, si un determinado caso lo requiere, el Servicio de Medicina legal realiza la prueba. Pero es que no solo aparecen cuerpos, también osamentas, más comúnmente cráneos. Para identificar una cabeza, los científicos revisan principalmente la dentadura.
Los huesos tienen surcos o canales sanguíneos internos que se van deteriorando con el paso de los años. “Eso permite, por ejemplo, establecer la edad aproximada de una osamenta. También determinar si un hueso corresponde a un hombre o una mujer”, explicó Moreno.
Según la Policía Nacional, el pasado 1 de julio las autoridades confirmaron que los restos óseos hallados en una quebrada en Quito, en 2017, pertenecían a una cubana reportada como desaparecida en el 2016. La identificación se corroboró luego de una prueba de ADN, pero mediante el análisis antropológico inicial se determinó que los huesos eran de una mujer que oscilaba entre los 20 y 25 años.
En el caso del cráneo de la cubana identificada, los expertos detectaron también un orificio de cinco centímetros de diámetro. Según los análisis, la lesión habría sido provocada con un objeto contundente.
Los datos permiten a los especialistas buscar los reportes de las personas desaparecidas con ese rango de edad y así contactar a sus parientes para realizar una prueba de ADN. Los análisis, en cambio, pueden tardar entre 15 a 40 días, dependiendo de la calidad de material genético que se encuentre.
Moreno puntualizó que las lesiones y heridas que pueden ocasionar la muerte de una persona no solo se pueden determinar en un cuerpo, sino también en un esqueleto. Señaló que el estudio de un hueso puede establecer golpes o señales de tortura, logrando así identificar también la causa del deceso.
Las osamentas pueden presentar decoloraciones internas microscópicas debido a un trauma o golpe. Al igual que la piel, que muestra marcas moradas, verdosas, o amarillas por la ruptura de vasos sanguíneos, los huesos también tienen pequeños conductos por donde circula la sangre y que al romperse dejan señas.
Los traumas, además, pueden dejar evidencias de fracturas o cortes. “Los huesos se convierten en un papel cartón de la vida de una persona”, dijo Moreno.
En el Laboratorio de Antropología Forense, en Quito, hay una colección de cráneos. Están en buen estado de conservación y se encuentran en análisis. De esas calaveras, los especialistas han analizado muestras para estudios genéticos. También hay huesos antiguos, de interés arqueológico.
El lugar cuenta con un extractor de humedad que ayuda a ‘secar’ el hueso para la investigación. Moreno usa herramientas como pinzas y reglas para medir las osamentas. Suma una pequeña lámpara para analizar radiografías que facilitan los familiares de personas desaparecidas. Esos elementos, detalló, ayudan a identificar un cuerpo. “A veces los parientes tienen este tipo de exámenes y con eso se compara los huesos y se determina la identidad”, dijo el especialista.
El pasado 15 de enero, 18 personas murieron calcinadas en una clínica de rehabilitación clandestina en el suburbio de Guayaquil. La mayoría de cadáveres, calcinados, fueron identificados antropológicamente. Moreno detalló que muchos de los familiares llevaron justamente radiografías y eso facilitó la identificación de las víctimas.
El experto enfatizó que los casos de identificación más complejos son las víctimas de accidentes de tránsito, ya que terminan desfigurados o desmembrados. También las víctimas quemadas, cuya piel termina carbonizada, evitando así detectar marcas, tatuajes, y demás.