Era un inicio de jornada laboral como todos los días para Jacinto Crespo Rivera. Llegó al taller mecánico situado en la calle Homero Castro, cerca de la Panamericana, saludó a sus compañeros y caminó hasta una camioneta.

Ahí se estaba preparando para su primer trabajo del día cuando sujetos fuertemente armados, a bordo de una moto, lo sorprendieron a balazos. Le propinaron al menos cuatro tiros que acabaron con su vida en el acto.

El crimen se consumó la mañana del martes 12 de octubre, en el cantón Naranjal de la provincia del Guayas.

Mientras los sicarios se alejaban de la escena, los compañeros y amigos de quien era conocido como Tigre se acercaron con la intención de ayudarlo, pero lamentablemente el hombre, de 36 años, ya no tenía signos vitales.

Las autoridades policiales fueron alertadas y junto al fiscal César Peña iniciaron las investigaciones. La primera actuación fue el allanamiento a varias viviendas, pues en cuestión de minutos conocieron que la presunta motivación de este crimen sería un problema sentimental. Sin embargo, los allanamientos no arrojaron resultados positivos.

El jefe policial de Naranjal, Marco Carranco, indicó que, según las primeras indagaciones, serían tres los sujetos que llegaron en una moto para acabar con la vida del mecánico.

El sistema policial indica que la víctima no registra antecedentes penales. Extraoficialmente conocieron que el Tigre habría mantenido una relación amorosa con la mujer de su mejor amigo.

El fiscal Peña informó que supuestamente, producto de esta relación clandestina, la fémina quedó embarazada y posteriormente dio a luz. La presunta infidelidad habría llegado a oídos del ‘traicionado’, quien, al parecer, amenazó a su rival de muerte y la mañana del martes supuestamente cumplió con su palabra. No obstante, el fiscal aclaró que todo esto se maneja de forma preliminar.

Recalcó que han desplegado unidades especializadas a fin de esclarecer el hecho violento.

Mientras tanto, en el lugar del crimen, personal de la Dinased acordonó el área para revisar el cadáver y levantar los indicios balísticos.

Luego de casi una hora, terminaron con el procedimiento y llevaron el cuerpo a la morgue para la autopsia.

Los amigos y compañeros de la víctima prefirieron no pronunciarse, para evitar verse involucrados en el proceso judicial.