La tarde del sábado 18 de noviembre, Carlos Álava fue asesinado cuando conducía su vehículo, un Kia Sportage color negro. Los tiros fueron direccionados a su humanidad y atravesaron el parabrisas, causándole la muerte instantánea. Un acompañante, cuya identidad por seguridad no se ha revelado, resultó herido.

Un día antes de su asesinato, Álava había tenido una jornada de ensueño vistiendo los colores de su Cooperativa, Tarqui #3. Anotó un golazo de cabeza y dio una asistencia magistral en la goleada 8x0 que permitió a su equipo pasar a semifinales del torneo de taxistas.

En aquella tarde de fútbol, la participación de Álava fue clave. El entrenador del plantel a primera instancia no lo había considerado en el rol titular, pero sobre la hora fue mencionado entre los 11 jugadores que saltaron a la cancha del Estadio Elegole. Aquí jugó el último partido de su vida y anotó el que sería su último gol.

"El estaba muy emocionado, había tenido una linda jornada. Celebramos la clasificación compartiendo con varios amigos de la cooperativa y ya estábamos pensando en nuestro partido de semifinal el próximo viernes. Queríamos meternos a la final, Carlos tenía ese objetivo de este año ser campeón", mencionó José Vélez, un amigo del ahora occiso.

Álava tenía 45 años, estaba casado y deja dos hijos en la orfandad. Se desempeñaba como presidente de la Cooperativa de Taxis Tarqui #3. No registraba antecedentes penales.

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