La relación entre el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, y la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, ambos auspicados por el movimiento Revolución Ciudadana, ha pasado de la cooperación a la tensión abierta, con un conflicto centrado en el paso elevado de Los Ceibos, en la avenida del Bombero, en el Puerto Principal. Lo que comenzó como diferencias técnicas y ambientales se ha convertido en un choque político con hechos bien marcados.

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El inicio del conflicto: suspensión de la obra por daños ambientales

En julio de 2025, el Ministerio del Ambiente intervino y ordenó suspender los trabajos del paso elevado. Según el ministerio, existían riesgos de daños ambientales y problemas en el registro ambiental otorgado por la autoridad local. La medida buscaba proteger la zona ecológica y garantizar que la obra cumpliera con los estándares legales.

Inicialmente, Marcela Aguiñaga apoyó la paralización. En sus primeras declaraciones, subrayó la necesidad de un proceso transparente: “Como prefecta, para dar cumplimiento a lo dispuesto, seguiremos el debido proceso con imparcialidad e independencia, y se garantizará a la Alcaldía de Guayaquil su derecho a la defensa. Nuestro compromiso no está con bandos. Está con Guayaquil”.

El alcalde Álvarez, en cambio, defendió la obra argumentando que el proyecto aliviaría el tráfico en la zona y cuestionó la suspensión, generando las primeras fricciones públicas entre ambos funcionarios.

¿Por qué aumentó la tensión política?

La disputa se profundizó cuando el Movimiento Revolución Ciudadana emitió un comunicado respaldando al alcalde. Calificaron la suspensión como una “persecución política disfrazada de procedimiento ambiental” y acusaron a la acción del Ministerio del Ambiente de carecer de base técnica y jurídica. Para ellos, Álvarez representa una gestión “diferente, transparente y humana”, y no debía enfrentarse solo a lo que consideraban una maniobra política.

Aguiñaga, por su parte, advirtió que, si se confirmaba que el Municipio presentó información adulterada sobre el proyecto, se podrían presentar denuncias penales. “No me voy a prestar a chantajes emocionales”, afirmó, en respuesta a las declaraciones del alcalde. Este intercambio evidenció que las diferencias no solo eran técnicas, sino también políticas y personales.

La escalada en agosto: orden de despejar la avenida del Bombero

El conflicto alcanzó un nuevo nivel este 14 de agosto de 2025. La Prefectura del Guayas, tras una inspección técnica en el sector, emitió una orden al Municipio de Guayaquil para:

• Retirar planchas de zinc, barreras tipo New Jersey y demás materiales de construcción que obstruían el tránsito
• Rellenar y compactar áreas afectadas por la obra
• Restablecer la circulación vehicular con las debidas condiciones de seguridad y señalización

La medida incluyó un plazo de cinco días y advirtió que, de no cumplirse, la Prefectura ejecutaría los trabajos directamente y cobraría los costos al Municipio. La decisión respondió a un reclamo ciudadano de “Acción por los Ceibos”, que denunciaba congestión, afectaciones al entorno ecológico y al corredor biológico nativo de 57 árboles.

Ese mismo día, Álvarez reaccionó en redes sociales, dejando entrever que Aguiñaga “quiere jugar a 'emperadora'”, comentario que consolidó la percepción de que la disputa ya había trascendido lo técnico y se centraba en autoridad y control político.

Consecuencias y el futuro del conflicto

La obra está suspendida y las diferencias entre Álvarez y Aguiñaga se mantienen abiertas. El enfrentamiento marca un episodio crítico dentro del correísmo.

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