“¡Auxilio...auxilio, mi papi se muere!”

Una niña, de unos diez años, se paró en el centro de la carretera y detuvo el tráfico para pedir que ayuden a su progenitor, quien yacía boca abajo sobre el asiento delantero del carro convulsionando.

“Auxilio...auxilio, mi papi se muere”, gritaba desesperadamente la pequeña, quien se bajó desde la cabina de una camioneta color azul y cajón de madera que se accidentó a las 12:30 de ayer, en el kilómetro 7,5 de la vía a Atacames.

Conductores y moradores del lugar lo sacaron de la cabina y lo colocaron en el asfalto mientras esperaban la llegada de una ambulancia.

A un lado, Bolívar Tarira, de 53 años, lloraba. Acababa de perder su única herramienta de trabajo en el percance, un triciclo en el que recolectaba botellas plásticas para venderlas y con eso mantener a su esposa y a sus 3 hijos menores de edad.

“Vi que empezó a zigzaguear, entonces no supe qué hacer, luego como que aceleró y se fue encima mío, en ese momento no pensé en nada, me impulsé con todas mis fuerzas y me lancé del triciclo segundos antes de que la camioneta me impacte”, dijo Tarira.

A esa hora había casi una decena de personas en la acera esperando el bus, la mayoría eran estudiantes que se dirigían a sus colegios cuando e carro se estrelló justo delante de ellos.

La policía llegó al lugar para dar seguridad en la vía. Diez minutos después, el conductor, quien no se identificó, se incorporó y se sentó sobre la acera.